lunes, 23 de noviembre de 2009

Multa

Algunas personas no entienden cuando les cuento que a veces leyendo mis libros de derecho o haciendo casos prácticos (recuerdo especialmente los de Romano y o leyendo sobre el derecho germánico y los derechos reales) se me salen las lágrimas de los ojos literalmente en un arrebato que me cuesta explicar como no sea diciendo que me emociono. Normalmente digo a quien me quiere oir que el Derecho me gusta tanto que lloro. Me emociono igual que con los anuncios del Almendro o las fotografías de cachorritos. Igual que hay gente que se emociona con historias de amor o de reencuentros de familias perdidas, o fotografías de bebés disfrazados de flor o de abeja, yo me emociono con la litis contestatio o el sentido de los bienes mancipi o nec mancipi. No me extraña, he de reconocer, que haya quien no lo entienda o que le parezca ridículo, o que me crea pirada - si sólo fuera por lo del derecho! Y sin embargo a mí me pasa algo muy extraño que solo soy de capaz de definir con vaguedades robadas a autores mucho más elocuentes que yo: Clarice Lispector habla de "momentos de gracia" en los que de pronto las cosas tienen sentido y el mundo encaja y esa perfección, o mejor dicho la percepción de esa perfección, siquiera por un exiguo momento se acumula en la garganta y sale por los ojos en forma de lágrima. Puede que sea algo parecido al antiguo Eureka! A Stephen Fry le pasa algo parecido cuando escucha a Wagner, pero lo explica mejor que yo y en inglés.
Con mis barritas de limón llego a algo parecido (por eso pongo chorrocientas fotos hoy, por eso y porque las fotos son preciosas), con el añadido de que lo he probado. Había hecho promesa de no poner en mi boca in un grano más de azúcar, pero no soy capaz de tirar el pastel entero sin siquiera probarlo. Las barritas de limón son, sin lugar a dudas, de mis dulces favoritos del mundo mundial, junto con la tarta de manzana, la de hojaldre y crema pastelera (mariconadas, las menos), el arroz con leche y la yema quemada. Es además, junto con el tiramisú, uno de mis orgullos y se nota en las fotos. Cuando oigo a los cocineros de la tele hablar del cariño que requiere la cocina, lo encuentro representado en estas fotos. Y cuando los planetas se alinean y te estudias bien una receta y la piensas y la cuidas y además has practicado con la cámara, sacando fotos a huevos y a calcetines y a manzanas, el resultado te recompensa con un momento de gracia digno de libro. O a lo mejor estoy sensible porque me han puesto una multa que dejará a mi hija sin regalo de navidad.

Barritas de limón
Para la base de galleta:
200 grs. mantequilla
200 grs. harina de trigo
100 grs. harina de maíz
100 grs. azúcar
Pizca de sal

Para la crema de limón:
Ralladura y zumo de 3 limones
200 grs. de azúcar
4 huevos
600 ml. nata

Esta vez son mayoría las fotos que merece la pena poner y aunque mandaré a Titina un correo para que las vea todas en picasa no me puedo resistir a poner aquí varios cientas de ellas.

1 comentario:

Yusuf al Mocadén ben Mizzian el Arrumi al Chivani dijo...

Pues sí a todo. Yo no recuerdo un postre más generoso que el de hoy, aunque haya sido más aperitivo que postre. La diferenciación de sabores y texturas que me he cascado hoy (y que, por supuesto, soy incapaz de describir con coherencia) me ha llegado al alma.

Por cierto que te ha ido sentando bien eso de no catar el azucar, ¡qué bárbara!

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