miércoles, 21 de julio de 2010

Lo que queda del pollo ("The remains of the chicken")

Parafraseando la peli de James Ivory , hoy una entrada rapidita sobre nuestras amigas las gallinas y sus hijos los pollos y la manera de cocinarlas.
A veces uno piensa que porque se ha interiorizado algo todo el resto del mundo ha hecho lo mismo. Pero no es así. Aclaración sobre método general de cocina: no se cocina igual un trozo de carne pegado a un hueso que uno que no lo está. Algo que lleva hueso siempre necesitará mucho más tiempo de calor (ya sea en horno, o en la sartén o como sea) que un trozo de carne o pescado que no lo tiene. Del mismo modo, si queremos cocinar una pechuga de pollo ella sola, mucho mejor hacerla en la sarten encima del fuego que dentro del horno. Yo soy perfectamente capaz de comerme un pollo entero en un par de días, pero si alguien prefiere una versión en pequeñito de esto, yo iría directamente al yakitori, brocheta de trocitos de pollo y puerro, marinada en una mezcla de soja, mirín y azúcar (basta con hacerlo media horita antes) y hecho a la plancha.
Una pieza cocinada con su hueso siempre va a mantener mucho mejor el sabor y la humedad y habrá que cocinarlo largo. No podemos hacer un filete en el horno, ni una paletilla de cordero a la plancha. No cesita la misma sal una cosa o la otra.
A mí los libros de cocina que más me gustan son aquellos que me explican cómo y porqué son las cosas y así puedo entender el proceso que da lugar al éxito; y por supuesto que te den recetas buenas. Lo triste es que hay una erome mayoría de libros con fotos preciosas y cero información útil - esto es especialmente verdad de los libros de cocina españoles.

Volviendo a los pollos. Hay muchas y grandes diferencias entre un pollo orgánico y uno de granja intensiva (ya sea de corral o no):
Un pollo de granja intensiva nunca ve la luz.
A los pollos de granja les cortan los picos para que no piquen a sus vecinos.
A los pollos de granja casi no les salen plumas.
A los pollos de granja les cortan las alas para ahorrar espacio.
Al no moverse, a los pollos de granja les crecen demasiado las garras y nunca aprenden a andar.
Las gallinas destinadas a ponedoras, no andan nunca y nunca salen de sus cubículos.
Los pollos de corral solo se diferencian de los otros en que no están metidos en jaulas...
Pero están apiñados en una nave, sin luz y sin espacio...
A veces están tan juntos que se pisotean y se aplastan unos a otros y se matan y los animales muertos están en el suelo durante muchos días hasta que los encuentran y retiran.
Un pollo de granja solo come piensos artificiales, grano transgénico y antibióticos. Los pollos de verdad comen hierba, semillas e insectos y gusanitos.
Un pollo de granja tarda solo unas pocas semanas en pesar 3 kilos e ir al supermercado.
Un pollo de verdad cuesta entre 16 y 18 euros. Un pollo de los otros cuesta 3.
Somos lo que comemos.
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Una peli para hoy: algo heavy, Hellraiser.
Una coplita: algo un poco más cursi, American honey de Lady Antebellum

4 comentarios:

Titina dijo...

Yo querría ser vegetariana, pero soy incapaz, odio la verdura.
Es espantoso ver eso, somos unos monstruos.

Luc dijo...

oh hermana!!
Es horrible verlo, pero la solucion no es ser vegetariano. el hombre está diseñado para comer proteina: carne, pescado, huevos, legumbres. Pero yo creo que deberiámos respetar aquello que nos sirve de alimento y comer animales que han vivido dignamente. Para mí es algo así como una forma de agradecimiento (momento freaky-karmico). Además así estariámos más sanos. Yo lo que creo es que podríamos hacer un esfuerzo por comprar menos carne pero de más calidad. Habrá gente que diga que es elitista, pero lo cierto es que vivimos en una sociedad afluente en la que hay exceso de todo. Pagamos encantados casi 8 euros por medio litro de helado, pero preferimos comer basura antes que pagar 20 euros por un pollo... Si todo el mundo tiene para hipoteca, coche, vacaciones, ropa de marca, hacer un esfuerzo por ... en fin, yo y mi personal historia de amor con la comida y el mundo animal.

Yusuf al Mocadén ben Mizzian el Arrumi al Chivani dijo...

He de decir que la única granja avícola que he visto (cuando fui mandamás en Carabaña) no era así, sino bastante más normalita. Dicho lo cual, nada como esos güebos que tiene aquí mi madre, del corral, con la yema amarilla-maíz.

L dijo...

lo malo es que los ignorantes estamos acostumbrados a este tipo de alimentos y cuando nos dan unos güebos de corralito, por ejemplo, nos resulta raro el sabor. Yo soy una de estas cursis...
de todas formas, en lugar de provocarlo deberíamos dejarles crecer dignamente, como dice cusin.
yo vegetariana, puessss, no, qué vida taaan triste

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