viernes, 6 de agosto de 2010

Fòrmulas

Lamentablemente, al contrario que en la cocina en general y en la reposteria en particular, en la vida las fórmulas no existen, o mejor dicho no funcionan, o no siempre, con lo cual ya no son fórmulas. Hay demasiadas variables que son impredecibles e imponderables y que además en cada ocasión tendrán unos efectos distintos debido precisamente a la inmensa diversidad de combinaciones que entran en juego cada vez. Y eso asumiendo que yo tengo una fe casi religiosa en la efectividad del trabajo, la perseverancia y la voluntad. Me resulta imposible sin embargo imaginar siquiera la posibilidad de la existencia de un destino escrito, de la intervención divina o de la existencia de un evento cósmico llamado suerte. Si hay un concepto del derecho natural que considero cuando menos respetable es el de la libertad. Pero en el mismo sentido, las fórmulas son de difícil aplicación en la vida de los peatones. No hay forma humana de saber que haciendo determinadas cosas se van a obtener determinados resultados. Bueno, he de reconocer que en general yo he sido testigo de las bondades del destino (es un decir lo del destino, ha quedado claro que como tal no existe); se puede decir que en términos generales siempre que he echado el resto en algo, he obtenido alguna recompensa. Incluso a veces cuando en el corto plazo piensas que no estás recibiendo aquello por lo que has trabajado, te das cuenta al cabo del tiempo de que, o bien no estabas enfocando los esfuerzos en la dirección correcta, o bien, aquello que considerabas un castigo o una falta de recompensa es sin embargo un premio considerable. La visión de largo plazo es fundamental en este sentido Zen mío de la existencia.
Conozco individuos con una niñez disfuncional y marginal que han llegado a convertirse en grandes potentados de las finanzas o las comunicaciones; conozco individuos que tuvieron una niñez bucólica y exquisita rodeada de la mejor educación y los lujos más refinados que también han llegado a ser grandes potentados de las finanzas o las comunicaciones; niños que suspendían matemáticas que  están manejando Hedge Funds en paraísos fiscales y niños que suspendían matemáticas que están muertos del asco pegando sellos en alguna oficina de correos del fin del mundo o de Algete, que viene a ser lo mismo. Bien conocido es el caso de un niño que a los 15 años pasaba crack en las calles de no sé qué barrio marginal, que nunca estudió nada y hoy es mogul discográfico y está casado con Beyoncé. Eso no quiere decir que para tener éxito en los negocios o casarse con un pibón haya que ser camello. Pero a veces pasa. También conozco casos de hombres y mujeres de éxito que se portaban bien en el colegio y pasaron por la Wharton School of Business.
Conozco gente que se ha querido mucho y muy sinceramente y que sin embargo a acabado divorciándose, y conozco algún matrimonio que consigue mantener su matrimonio a base cuernos, peleas y desprecios durante más de 40 años. Lo primero sería un fracaso, los segundo un exito. ¿Verdad? En cualquier caso, ninguna madre aconsejaría a su hija insultar a su marido si quiere que su matrimonio dure... Pues a veces pasa. También conozco personas que han tenido matrimonios estupendos a base de respeto, cariño y buen sexo. No, es mentira, no conozco ningún caso de este último.
En la cocina, y especialmente en la repostería, si juntas una serie de ingredientes y los mezclas a cierta temperatura, siempre obtienes lo mismo. A un mismo resultado se llega siempre por el mismo camino. Se puede variar los ingredientes y aún así obtener un buen resultado, distinto y bueno, por supuesto; pero puedes confiar en que una cierta técnica y unos ciertos ingredientes te llevan siempre e indefectiblemente a un cierto final. Esto es muy de agradecer en un entorno incierto como es la vida misma.
Cake de tomatitos secos y rúcula
(medio fusilado, medio adaptado de una receta original de Liz Franklin)
300 grs. harina
2 cucharadas de levadura Royal
1/2 cucharada de sal
pizca de pimienta
2 huevos batidos
200 grs. de aceite vegetal (a gusto)
200 grs de lecha entera
1 tarro de tomates secos en aceite de oliva
2 puñados generosos de Parmesano o Manchego curado
1 puñado generoso de rúcula picada gruesa
Preparar los ingredientes secos por un lado y los líquidos por otro, se pican los tomates y la rúcula. Aprovechar el aceite de los tomates para incorporar con los líquidos. Se añaden los líquidos a la harina y por ultimo se incorpora los tomates, el queso rallado y la rúcula incorporando para que se mezcle bien. Horno precalentado a 180º durante unos 50-60 minutos, vigilando el horno.
Gazpacho
Acompañamiento perfecto para el cake de arriba
20 tomates
1 diente de ajo grande
1/2 pimiento verde
1/2 pepino mediano
1/2 cebolleta
1/4 litro (o más) de aceite de oliva bueno
sal a gusto
agua a gusto
puntita de comino, si se quiere
Triturar, pasar y beber

2 comentarios:

L dijo...

las fotos,as usual, estupendas.

Titina dijo...

Sí que conoces un caso. El mío...aunque es verdad que no estamos casados.

El plato, sorprendente, y las fotos estupendas.

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