viernes, 22 de julio de 2011

Y otro pecado capital: La envidia



La envidia va tan flaca y amarilla porque muerde y no come.
Francisco de Quevedo
Como la avaricia, la envidia (en latín, invidia) se caracteriza por un deseo insaciable pero bien distinta por dos grandes razones: Primero, la avaricia está más asociada con bienes materiales, mientras que la envidia puede ser más general; segundo, aquellos que cometen el pecado de la envidia desean algo que alguien más tiene, y que perciben que a ellos les hace falta o les es necesario. Además el deseo de poseer lo ajeno suele ir acompañado de desear el mal al prójimo, y sentirse bien con el mal ajeno.
Ipad con hermana
A mí me dan envidia los tablets ajenos, incluido el Ipad de Titina pero no lo querría si ella tuviera que quedarse sin el, ni deseo que se le estropee, ni que salga un Poltergeist del Ipad y la abduzca y la lleve eternamente a un lugar indeterminado del Eter para luego reaparecer cubierta de gelatina roja colgada de una cuerda por el techo del cuarto de baño. Es curioso cómo si James Joyce fuera el autor de este último párrafo, incomprensible para muchos, sería una obra de arte de la literatura universal. Como lo he escrito yo es simplemente un párrafo incompresible, si no se ha visto la película, claro. Eso también me da envidia.
Es más la apariencia que la experiencia, ¿Como todo lo francés? Que envidia!
Lo mejor es que la fruta queda blandita y cremosa.
Clafoutis (O qué hacer con la fruta que me sobra)
3 huevos grandes
3 cucharadas de harina + sal
3 cuharadas soperas de azúcar
Leche hasta q quede la textura q cada uno quiera
Truco: añadir un sobre de natillas de polvos
Un clafoutis es un postre a base de masa de crepes con frutas - tradicionalmente cerezas, pero se puede hacer con cualquiera (yo he usado ciruelitas y grosellas del jardín de Teresa y unas cuantas picotas regordetas).
Frotamos la fuente de horno con mantequilla, disponemos la fruta todo lo abundante o esporádica que queramos. Meclamos los ingredientes, echamos la masa encima de la fruta y al horno unos 35 minutos a 150º, vigilando como siempre. Mejor comer templadito con nata o helado.

3 comentarios:

Titina dijo...

Pues a mí no me parecería mejor aunque lo hubiera escrito Joyce. Es muy bueno, claro que he visto la peli. Por cierto qué guapo está mi pequeño iPad en el blog!
Yo tengo envidia de todo y de todos, pero no le deseo mal a nadie...bueno a alguien sí. A la maricona desgraciada y mentirosa que se cree que es mi jefe...

Titina dijo...

Las fotos ideales, pero creo que no me gustaría este postre de nombre imposible. No lo había oído nunca

Luc dijo...

Es una buena manera de comer fruta porque se echa tal cual en la masa y al horno. Pero si he de decir la verdad tampoco es para tirar demasiados cohetes el clafoutis, uno o ninguno.
En cuanto a desear mal a la gente, yo deseo mal a la gente pero no por envidia sino por deseo de justicia. Creo que el mundo está lleno de desalmados, canallas, ladrones, impotentes, mentirosos, hipócritas, ludópatas, catedráticos, filólogos y quiroprácticos y ojalá se tuerzan un tobillo. JUa jua jua, me parto con tus comentarios

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