Decimotercer día de verano - Recuperar la normalidad

Por mucho sacrificio que se haga, cuando se sale de viaje es difícil no pecar aunque sea poco. Ya veré si pongo aquí las muestras de mi pequeño resbalón En mi caso además cualquier excusa para comentar aquí debería ser más que suficiente para hacer una investigación de campo. Pero, cervezas a parte, no ha habido grandes fechoría. Ahora mismo es más el trauma de la vuelta a la realidad cotidiana que nada relacionado con el zampe. Conozco a alguien que dice que es inhumano vivir once meses de miseria e intentar redimirse de ellos en treinta días o menos. No puedo estar más de acuerdo, por eso admiro y envidio a aquellos que viven haciendo lo que les gusta y además cobrando. Oprah dice que cuando se trabaja en lo que te gusta, cada sueldo es un bonus.

Aquello de una manzana al día no sé qué, que dicen los yanquis, pues cambiemos la manzana por el tomate. O mejor aún, uno de cada.
Virtudes:
1. Reduce la presión arterial.
2. Previene catarros y gripes. Debido al licopeno y el betacaroteno. Los efectos son acumulativos así que conviene a tomar gazpachitos en verano y seguir para tener fuerzas cuando llega el frío.
3. Protege la piel. Quién iba a decirlo, los comedores de tomate están naturalmente major protegidos contra las quemaduras del sol, por los licopenos famosos, que menos sacar al perro, hacen de todo.
4. Reduce el colesterol. Demostrado que un tomate al día incrementa hasta en un 15% el colesterol bueno HDL a la vez que disminuye el malo LDL
5. Retrasa la vejez. Los mismos antioxidantes responsables de todo lo anterior tienen una fuerte capacidad antioxidante. Al comerse los radicales libres se comen también nuestras arrugas, las de fuera y las de dentro.
Y en lugar de vinagre, si ponemos limón o lima, dosis extra de vitamina C.
A mí me va hacer falta algo más que vitamina para volver a la rutina.