domingo, 13 de noviembre de 2011

Los trabajos de Hércules y los míos

Membrillos de Jose
Trabajo:
1. m. Acción y efecto de trabajar.
2. m. Ocupación retribuida.
3. m. obra (‖ cosa producida por un agente).
4. m. Obra, resultado de la actividad humana.
5. m. Operación de la máquina, pieza, herramienta o utensilio que se emplea para algún fin.
6. m. Esfuerzo humano aplicado a la producción de riqueza, en contraposición a capital.
7. m. Lugar donde se trabaja. Vivo muy lejos de mi trabajo.
8. m. Dificultad, impedimento o perjuicio.
9. m. Penalidad, molestia, tormento o suceso infeliz. U. m. en pl.
10. m. Mec. Producto de la fuerza por el camino que recorre su punto de aplicación y por el coseno del ángulo que forma la una con el otro.
Parémonos un instante en el concepto físico de trabajo; todos sabemos ya que me gusta una fórmula más que a un tonto un laápiz -
Matemáticamente se expresa como:

Donde F es el módulo de la fuerza, d es el desplazamiento y α es el ángulo que forman entre sí el vector fuerza y el vector desplazamiento (véase dibujo).
Cuando el vector fuerza es perpendicular al vector desplazamiento del cuerpo sobre el que se aplica, dicha fuerza no realiza trabajo alguno. Asimismo, si no hay desplazamiento, el trabajo también será nulo.
La tentación de perderme en la definición de Fuerza según la física clásica o la no tan clásica es enorme pero resistible.
(Me vuelve a la mente cómo es posible que estudiemos estas cosas tan jodidamente difíciles a los 15 años y sin embargo salgamos del colegio sin saber qué es una hipoteca, la junta de la culata, la curva de tipos, en qué se gasta el dinero de los impuestos la casa real o lo de fingir orgasmos... en fín, que el mundo siga siendo como es, que así nos va)

Ulises, según la mitología tuvo que hacer, en una serie de relatos todas estas misiones imposibles y yo las 12 alternativas:
  1. Matar al león de Nemea y tomar su piel
  2. Matar a la hidra de Lerna
  3. Capturar al jabalí de Erimanto
  4. Capturar a la cierva de Cerinia
  5. Limpiar los establos de Augías en un día
  6. Matar a los pájaros del Estínfalo
  7. Capturar al toro de Creta
  8. Robar las yeguas de Diomedes
  9. Robar el cinturón de Hipólita
  10. Robar el ganado de Gerión
  11. Robar las manzanas del jardín de las Hespérides
  12. Capturar en los infiernos a Cerbero 
El membrillo es una fruta de la familia de la manzana y la pera, estremadamente dura y de alto contenido en pectina. Solo es posible comerla cocinada y es ideal para fabricar mermelada y gelatina.
He tenido ocasión de comprobar cuántas recetas existen en el mundo para el dulce de membrillos. He probado unas 12, como Hércules; y para evitar el mismo sufrimiento proporciono aquí dos recetas absolutamente infalibles.
1. Ir al súper a comprarlo: la más recomendable, la más rápida, la más barata, libre de pringue, libre de desesperación.
2. No igual de rico, ni de rápido, ni de barato:
      2 kg de membrillos
      2 kg de azúcar
      la piel de 1 limón
      el zumo del limón
En todo este tiempo no me han faltado la visita de varios mininos hambrientos que pululan entre el garaje y el jardín, cazando pájaros y ratones. Esperaron con toda paciencia para ver si cataban el membrillo, el queso o ambos.
Primera aclaración que nadie me hizo: no es necesario pelar los membrillos. Además el corazón del membrillo es muy duro y feo y parece que hubiera que dejarlo fuera también. No es necesario. Los centros de mis membrillos se han quedado fuera porque ni siquiera fui capaz de pasar el cuchillo japones de los haikus a través de ellos pero basta con quitar las pepitas.
Los membrillos se oxidan rápido y se ponen marrones así que conviene añadir limón para retrasar este proceso todo lo posible.
Los membrillos están recubiertos de un polvillo pegajoso muy desagradable, así que si no los pelamos, conviene lavarlos bien y frotarlos con un trapo o un cepillo. Los cortamos y ponemos en una olla con el zumo de imón, la piel, y unos 300 grs de azúcar (y podemos añadir canela o vainilla, o nada) cocemos como mínimo 1 hora. La fruta soltará líquido ella sola sin necesidad de añadir más y el limón mantendrá la fruta clarita de color.
La mezcla  de queso de burgos y membrillo era lo que yo comía en Las Arenas. Siempre me ha parecido el par perfecto pero estos días me lo estoy replanteando.
Quitamos el líquido si es mucho y batimos con la minipimer o en batidora, junto con la piel de limón. Yo no he tenido necesidad de retirar el líquido. Una vez bien batido, asegurándonos de no haber dejado trozos grandes, volvemos a llevar a la cazuela junto con el resto del azúcar. De hecho, en esto del membrillo, cuanta más, mejor.
Y ahora estaremos al menos otra hora removiendo la mezcla a fuego medio -fuerte hasta que tenga la consistencia y color coherentes con el producto final. Debe despegarse del fondo y quedar suficientemente espeso y de un anaranjado intenso.
Una vez listo, ponemos en un molde y dejamos reposar toda la noche (si queda muy blando, se puede terminar de secar en el horno, dejándolo otra hora más a temperatura media), pero debido a la pectina, lo normal es que se endurezca el solo perfectamente.
Mis trabajos no fueron menos ni más fáciles que los de Ulises:
1. Buscar, recoger y cargar unos 10 kilos de membrillos procedentes de Avila*
2. Lavar, pelar y cortar unos 4 kilos de membrillos un martes a las 9 pm.
3. Seguir las instrucciones de una supuesta amiga que me dijo, "no hagas caso de otras recetas, haz esto".
4. Estar vigilando la olla exprés 1 hora, batir, enmoldar y tirar, dándome cuenta de haber fracasado estrepitosamente.
5. Lavar, pelar y cortar unos 3 kilos de membrillos un jueves a las 10 pm.
6. Estudiar, pensar, compilar y decidir cuál de las recetas de dulce de membrillo debía seguir.
7. Cocer, batir y remover durante horas puré de membrillos.
8. Probar, desfallecer y tirar otra prueba porque no me gustó el resultado.
9. Ir a comprar otros 5 kilos de azúcar.
10. Lavar, pelar, cortar y cocer otros 3 kilos de membrillos.
11. Batir y remover durante horas para enmoldar y esperar.
12. Aceptar finalmente que el membrillo casero, o al menos el que yo hago, no es igual de bueno que aquel de Las Arenas o el de la tienda ¿Dónde estará el truco?
Últimamente tengo una obsesión con el queso de Idiazábal y lo cierto es que hay pocas combinaciones tan escandalosamente perfectas.

*Más trabajo hizo y más mérito tiene el hombre que vino desde Ávila con los kilos de membrillos al hombro, que los recogió y los trajo para que yo me desquitara con el dulce.

3 comentarios:

Titina dijo...

Menos mal q hemos vuelto!!
A mí nunca me ha interesado el membrillo, pero siempre tendré en la cabeza la imagen de mamá comiendo queso de Burgos con membrillo.
Yo siempre me he chiflado por el Idiazábal, y sigo igual

Luc dijo...

Idiazábal, no puedo parar...
está riquísimo,
muerte al queso francés, conquistemos las vascongadas y españolicemos el idiazábal.

L dijo...

uf! membrillo, qué recuerdos me traen el maldito membrillo. pobre, no tiene la culpa, la tiene una desgraciada cuidadora del cole que me obligaba a comerme el espantoso membrillo y la piel del pollo.
nunca más he vuelto a comer membrillo.
de todas formas he de reconocer que con estas fotos tan maravillosas me dan ganas de probarlo. qué bueno con el idiazábal .... hummmmmmm!!!!

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