domingo, 18 de abril de 2010

Química

Consciente como soy de ser la persona más materialista, racional y cuadriculada que conozco - refiriendo el término materialista a mi absoluta certeza de la inexistencia de cualquier cosa que no sea físicamente demostrable y medible, no materialista en el sentido monetarista de la palabra, como la Madonna vestida de raso rosa en busca desesperada de un muchimillonario que la cubra de brillantes - me pregunto hasta qué punto la inteligencia y la estupidez son consecuencia, una vez más, de la presencia o ausencia de alguna sustancia química.
Todo, y me refiero a todo, el 100% de lo que en el universo es, es química; por ejemplo el dolor es el resultado de una reacción química. Estaba oyendo el otro día desde la cocina (¿en qué otro sitio iba a estar yo?) un documental que explicaba los procesos cerebrales que tienen lugar en la percepción y eliminación del dolor. Uno de ejemplos que ponían era la capacidad de la sugestión a través de pruebas con placebos e hipnosis de, precisamente, la agudización o la eliminación de la sensación del dolor. Fascinante. A mí me resulta especialmente fascinante porque, si bien es verdad que a cualquiera le divierte y le entretiene la idea de ser validado por los demás, a una mente cuadriculada e insegura como la mía, mucho más. Y sigo, el dolor es química; la dibates es química, el agua es química, el amor es química; es química las agujetas, las montañas, la piel y es química la felicidad. Las caries, la pena, el eccema y la pasión. Las vitaminas, las endorfinas, las enzimas, las proteínas, la vicodina y el paracetamol.
Dicho esto, ¿y lo listo que eres? El otro día me llamó alguien para decirme que debía 20.000 euros y que le prestara un poco de dinero para seguir tirando. Yo le hablé de un refrán inglés que dice algo así como que si te encuentras en un hoyo, no sigas cavando. Creo que no lo entendió. Yo le voy a dar el dinero al 30% y que sea lo que dios quiera. Una de las cosas que me decía era que "eso del 30% acumulado yo no lo entiendo"...Así te va, y de eso viven los bancos. A mí me pasa algo parecido con la aceleración de partículas y la santísima trinidad; no las entiendo muy bien. Y me pregunto, ¿la cantidad de inteligencia depende de la cantidad de alguna proteína en nuestro cerebro? Y además, teniendo en cuenta que una cosa es la inteligencia digamos intelectual y otra la inteligencia vital que nos lleva a tener éxito en la vida y ser felices, ¿de qué proteína depende eso? Yo tengo la sospecha (algo habré leído, a mí sola no se me ocurren ideas tan brillantes) de que en efecto, todo eso depende de nuestra carga genética y aquellos que triunfan lo llevan inscrito en su composición química.
Me siento en la obligación de hacer una aclaración; mucha gente interpreta, cuando me oyen hablar de carga genética, que hablo de herencia. No exactamente. Una cosa es heredar una característica determinada de un antepasado, ya sea este cercano -padre- o lejano -recontratatarabuela. Por ejemplo, los ojos azules se heredan. Pero otra cosa es la carga genética; cada uno de nosotros somos el resultado individual y peculiar de una cierta combinación química, probablemente aleatoria en el momento de la concepción que da como resultado una persona. La cantidad de variantes en esa combinación química de la que hablo es grande, pero finita; y de ahí que existan tipos personales estandarizados tanto en lo físico como el psíquico. Y de ahí también que haya gente que se parezca, que tenga cosas en común, que las personalidades y las narices se parezcan, dentro y fuera de una misma familia, y que de vez en cuando encontremos dobles de nosotros mismo por ese mundo de dios. Pero me estoy metiendo en profundidades marinas inconvenientes ahora.
Y luego están la educación, los traumas de niño, la falta de cariño, el amor de madre y todas esas cosas que no tengo yo tan claras. Yo personalmente hubiera preferido estar cargada químicamente con un poco más de la proteína de la felicidad y con un poco menos de la proteína de la racionalidad. O eso o una tonelada de brillantes para cubrirme con ellos.

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